EDUARDO BARRIL, ACTOR
“Sí. Estoy en paz".

Llegó al teatro por intuición. Demoró más de seis décadas en presentar su arte en la sala del Teatro Diego Rivera. En el marco de los Temporales Teatrales, fue galardonado con el Premio a la Trayectoria. En enero del presente año fue ovacionado al ser distinguido con el premio Caleuche 2025 por su dilatada trayectoria.
Cuando te entrevistan, generalmente aludes a tu tierra natal, la calle Guillermo Gallardo, la población Modelo. ¿Cómo recuerdas ese paisaje de tu infancia?
"La paz y la tranquilidad. Dejar las bicicletas toda la noche en la puerta de tu casa y encontrarlas a la mañana siguiente. Y en mi colegio, el San Francisco Javier, estudiar con el hijo del zapatero y el más rico de la ciudad, todos iguales, con overol. El respeto hacia los mayores, los profesores y los carabineros. "Excursionar solo, sin peligro, a los 15 años, por tres o cuatro días hacia los Saltos del Petrohué".

¿Qué cosas te llevan a esa época?
“Cuando arranco de la violencia e inseguridad que vivimos en esta época, con miedo a la delincuencia, la corrupción, la politiquería y la ineptitud de quienes nos gobiernan. El no darse cuenta de que desunidos nos autodestruimos”.
Eduardo Barril señaló haber sido feliz hasta los 15 años. A esa edad sus padres se separaron y esto lo marcó profundamente. Veía llorar a su madre y mirar a través de la ventana. No salía a la calle por vergüenza de ser una mujer separada. En ese mismo tiempo, se agudizó en el joven una crisis de fe, conflicto que había desencadenado otro dramático hecho que lo marcó. Barril recordó que, cuando tenía alrededor de 10 años, quiso dedicarse a la vida religiosa.
A esa edad experimentó un episodio que lo marcaría para siempre. Fue abusado por un sacerdote de su colegio. Se le destruyó todo, confiesa: “Quería ser cura y no fui cura, es verdad, porque no me gustaron cosas que pasaban en la iglesia”, confesó desencantado. "Sí... y salí arrancando. Uy, mira lo que habla uno. Tuve que haber tenido unos 11 años, porque era “sentable” en las rodillas. Mi padre fue a encarar a los curas, que dormían en dependencias del mismo colegio, y derribó la puerta. Al cura abusador, simplemente lo trasladaron a Osorno”.
En esa línea, enfatizó que “creo que esas cosas han sucedido siempre, algunas veces se publicitan más que otras y me alejé. Estamos hablando de los años 40 y 50. Imagínate los abusos que pudo haber en la edad media”.
64 AÑOS EN EL TEATRO
Mientras cursaba el V año de humanidades, tuvo su primera experiencia teatral. Participa en la obra Mariana Pineda de Federico García Lorca, donde interpreta el rol de Fernando. La profesora que dirigía la obra, al ver que no podía llorar en una escena, le aplica limón en los ojos para forzar la emoción que requería el acto.
Lejos de espantarse con la poco ortodoxa técnica, no arrancó del arte dramático, sino que determinó, en parte, su vocación actoral. En 1960 participó en un curso de verano que impartía la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Su padre no estaba de acuerdo con el hecho y se refería en duros términos a la posibilidad de que Eduardo fuese actor. “El teatro es un antro de perdición”, criticaba.

En tus años de juventud, como todos, debiste discernir qué ibas a estudiar, en qué trabajarías. ¿Qué fue lo determinante en tu discernimiento vocacional?
“De niño, la misa dominical. El ceremonial de la liturgia, lo teatral -sin saberlo aún- del espectáculo sacro. Y en mi juventud, en el Colegio, los montajes que hacíamos de "El Gran Teatro del Mundo" de Calderón de la Barca y los autosacramentales con mis compañeros de curso y la dirección del sacerdote profesor de Castellano. Y en el Liceo, en 5º año de Humanidades, el montaje de "Mariana Pineda" de Federico García Lorca, dirigido por mi profesora de Castellano, la Sra. Gladys. Fueron el primer despertar y confirmación de mi vocación. Tanto así que, en 1960, estando en 6.º año de Humanidades y habiendo fundado el ATEX (Academia de Teatro Experimental) con mi amigo Pepe Mardones y con mis conocimientos de la Escuela de Verano de la Universidad de Chile en Santiago, montamos en Puerto Montt dos obras: "Se arrienda esta casa" de Gabriel D'ervillie y "Tres en un bar" de Leonard de Fracquen”.
El terremoto registrado en el sur del país, el 22 de mayo de 1960, lo recuerda en torno a su naciente carrera "Nos pilló ensayando en la Escuela Nº 6, en pleno ensayo. Suspendimos y me fui corriendo a mi casa. Mi mamá me tenía listo el uniforme de la "2.ª Compañía de Bomberos Germania" para cumplir con mi labor, que duró 6 meses”.
NERUDA Y VICTOR JARA
Actuó en la primera versión chilena de Romeo y Julieta, traducida por Pablo Neruda, la cual, a juicio de los expertos, hizo la mejor traducción al español de la obra de Shakespeare. En dicho montaje, Barril interpretó al príncipe Paris. De su relación con Neruda, el actor recuerda una sabrosa anécdota sucedida en el departamento que tenía el vate en Avenida Santa María, riberas del Mapocho “Neruda nos invitó, a parte del elenco, al departamento que tenía en Avenida Santa María, riberas del Mapocho. Fui con mi polola, la bailarina Samira Ljubetic, y dado el prontuario seductor de Neruda, el actor estuvo pendiente de lo que podría pasar. En un momento, la perdí de vista y comencé a buscarla por la casa. La encontré en el estudio del poeta. Ella estaba en el suelo, tendida, en señal de contemplación, mientras Neruda permanecía sentado en un sillón. “Amor, nos vamos”, le dije a mi dama, ante la mirada generosa y comprensiva del genial poeta, viéndome como el Príncipe Paris. Yo tenía 24 años. Me entendió. Un grande. Y creció mi admiración hace él".
Mientras estudiaba en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, tuvo grandes maestros, como Pedro Orthous, Agustín Siré, Eugenio Guzmán, Alfonso Unanue, Hernán Würth, Joan Turner, entre otros. Ejecutando un ejercicio de observación, recuerda, “Vimos cruzar la sala a un “negrito”. Al no estar pendientes y luego de ser consultados, el profesor les reveló que ese “negrito” era Víctor Jara, estudiante de IV año de la escuela de teatro”. En los albores de su carrera fue dirigido por Jara. Esto relató a The Clinic sobre su relación con el icónico artista: “Fue una gran persona. Y yo he copiado algo suyo. Más que copiar, me llegó y lo uso, lo siento. Algunos colegas míos se creen la muerte, pero yo me creo la vida, y Víctor era así. Él se creía la vida y no la muerte. Es más bonito así”.

¿El teatro debe tener un sentido político y de análisis reflexivo de la sociedad? "Mientras el teatro, y cualquier actividad del hombre, no se fanatice frente a los procesos políticos, no se ciegue, todo está bien”.
Este año, el evento de los Temporales Teatrales cumple 36 años.¿Qué valor le atribuyes a esta instancia?
"La máxima importancia. Un lujo. Y los puertomontinos, y la región en general, responden con creces a esta oportunidad".
En el marco de los Temporales Teatrales, actuaste por primera vez en tu ciudad. ¿Crees que tu carrera ha sido valorada debidamente por Puerto Montt?
"Sí. Sin duda. Y el aplauso del público y el reconocimiento de la gente lo dicen todo. Y lo valoro. Con eso, nuestra labor se completa, y se agradece".
¿Por qué demoraste tanto en venir a tu tierra a mostrar tu talento?
"Por constante actividad en Santiago, docencia, cine y televisión y giras establecidas en teatro. Hasta el miércoles 12 de julio de 2023, 63 años después, con funciones en el teatro Diego Rivera, en el marco de los Temporales Teatrales, con la obra "Historia de Amor para un Alma Vieja" de Felipe Zambrano Miqueles, donde recibí, junto a Luz Jiménez, el Premio a la trayectoria. En esa ocasión, también nos presentamos en Calbuco, Ancud y Castro, ciudades donde igualmente nos premiaron".
A sus 84 años, aún se mantiene en actividad. Señala no sentir el paso de la edad. Camina diariamente como ejercicio. Hasta hace poco lo hacía por dos horas. Por recomendación debió reducir la marcha a una hora. “¿Por qué al abuelo no le llaman tronco? Lo llaman abuelito y lo convierten en una ramita”. Se cuestiona.

¿Cómo lo haces para estar plenamente vigente?
"El trabajo y la dedicación constante a mi oficio. Eso me mantiene activo. "Siempre se está empezando, no bajar la guardia, no conformarse, no dar por sabido lo aprendido, estando alerta, despierto, con todos los sentidos buscando dentro y fuera de uno".
Llevas más de seis décadas en el oficio actoral. ¿Ha evolucionado el teatro? ¿Es diferente al que conociste en tus inicios?
"Llevo, hasta hoy, 64 años en el oficio. Y el teatro evoluciona como lo hace la sociedad. Naturalmente, es diferente en las formas y temas a tratar; es contemporáneo. Sin embargo, las obras clásicas permanecen. Hay que saber descubrirlas y mostrarlas. Allí está todo, la esencia del ser humano".
El teatro es, actualmente, una de las pocas experiencias reales, donde el espectador se conecta con otro ser humano. La relación es directa, no a través de la pantalla, el audio o una fotonovela, como antaño. ¿Por qué se da esta interacción?
"Porque existe desde el origen de los tiempos, mostrándonos, mirándonos, conteniendo todo lo humano en un escenario”.
¿Estás en paz con la vida que has vivido o hay deudas pendientes?
"Por circunstancias y momentos específicos, lo dicho y hecho ya está hecho. No se puede cambiar. Viéndolo en positivo, sirve como experiencia vital. Entonces sí, estoy en paz”.
La industria televisiva ha cambiado abruptamente. Hoy se importan muchas teleseries, principalmente turcas. La televisión chilena, en ese mismo contexto, ha dado un paso atrás haciendo remakes de teleseries producidas por otros canales. ¿Ha muerto la producción dramática de los canales chilenos?
"No ha muerto. Pero hoy hay un solo canal con teleseries, sin competencia. TVN, por malas decisiones de la plana directiva, se farreó su Área Dramática, de altísimo nivel en todas sus especialidades. Tanto así, que sus teleseries y series se han transformado en clásicas, conformando la "época de oro", vista por tres generaciones en la actualidad en YouTube. Por ende, los remakes no funcionan, está ampliamente demostrado”.
Son innumerables los roles y personajes que has encarnado. ¿Alguno que te falte darle vida?
"Cuando venga, si viene, se la daré".
Procura mantener una relación cordial y de respeto con la gente, especialmente con sus admiradores, a quienes no les niega saludos o fotografías, pues ve en estos simples gestos una forma de retribuirles el cariño que le han prodigado. Sostiene que “No hay otra vida. Aquí termina todo”.
Finalmente. ¿Qué mensaje les enviarías a los actores que recién se inician en el oficio de las tablas?
"Que sean coherentes con su vocación. "Que trabajen, profundicen, en alerta constante, volar con los pies en la tierra, sin perder de vista a la gente, que son nuestro público y sustento".

RESPUESTAS CORTAS
TEATRO : “Su significado lo dice todo: un lugar para ver, para vernos, para darnos cuenta de lo que sucede alrededor y en nosotros mismos”.
DIOS : “Es el Todo, para los creyentes”.
IGLESIA : “Institución doctrinaria. Y como en toda creación humana, hay gente buena y gente mala a lo largo de su historia”.
FE : “Potencia del creyente”.
VIDA : “Como en el teatro, exposición, nudo y desenlace. “Inevitable”.
MUERTE : “El fin de todo lo vivido y conocido”.
JUBILACIÓN : “Para algunos, como su nombre lo indica, júbilo/alegría. Para otros, “desolación”.
SUEÑO : “Es parte de la vida. "Y los sueños, sueños son", como dijo don Pedro Calderón de la Barca, 1635.